EIMI 2012, ¿Y Por qué no nací en esta época?

Recuerdo que cuando era niña añoraba crecer y ser grande para poder lucir la ropa tan bonita que usaba mi mamá, usar vestidos elegantes, zapatos altos, carteras y mucho labial. Sobretodo porque en esa época(tampoco fue hace tanto), la ropa de niños era aburrida, acartonada y todos usábamos lo mismo, parecíamos uniformados. En el caso de la niñas, vestido de princesa, medias veladas blancas y pavita, la misma moda en todas las piñatas, lo que parecía un día más de colegio.

Confieso que ahora que ya crecí y además vivo la moda no solo como parte de mis estudios sino como parte de mi vida entera, no me había interesado por las tendencias infantiles. Las veía como un tema lejano como un sector de la moda ajeno a mi y a mi realidad, pero qué equivocada estaba.

Debo dar gracias a EIMI porque me abrieron los ojos al mundo de la moda infantil, además de sorprenderme gratamente por ver como en mi tierra natal Bucaramanga, se está trabajando duro, se le está apostando a la inversión en diseño, en la producción de excelentes propuestas y sobretodo del empeño que se le dedicó a hacer un trabajo limpio pero sin perder esa alegría e ingenuidad que caracterizan a los niños, un trabajo bien hecho que no tiene nada que envidiar a otras partes del mundo.

Analizando las prendas, es notable el esmero por el detalle, por la búsqueda de la comodidad en los pequeños, la mezcla acertada de colores y el uso de diferentes estampados y texturas dentro de una misma prenda.

Quiero felicitar a todas las marcas que participaron en este proyecto tan interesante, por arriesgarse a proponer cosas diferentes, por perderle el miedo a salirse de lo establecido.

Tengo que aceptar que me da envidia de aquellos niños que van a tener el gusto de vestir estas prendas, porque van a estar estilosos y muy “trendy” en su día a día sin arriesgar por un segundo lo qué significa ser niño.

También quiero felicitar a la Fotógrafa Diana Dulcey por la calidad en el trabajo estético, fotografías llenas de nostalgia, que reviven aquellos recuerdos que tenemos guardados dentro del corazón, por los tiempos en que un árbol era el mejor lugar para jugar y sólo bastaba la complicidad de los amiguitos, para conquistar el mundo.

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